miércoles, 13 de junio de 2012

Gernika. Vuelta a España en Bicicleta. Asi somos en 2012.

A las 4,45 de la mañana, abrí el ojo, porque pensé que ya había amanecido y me había dormido. Ayer, me dormí, como un bebé a las 22,30, sin poder evitarlo y sin hacer cosas que hay que dejar hechas antes de irse a la "cama".
Y no me pude dormir. Salí a pasear y planificar un poco el día, luego a escribir el blog, a descasar un ratillo más, a pasear otro poco y... ¡premio!: un billete de 10€, me esperaba reposando en el suelo, cerca de donde había dormido. Di saltos, y choqué mis tacones en el aire, de alegría. Comida caliente resuelta!!!.
Gernika despierta, para mí, un atractivo y una admiración inevitable, por su pasado y por su relevancia histórica.
Esta mañana, lo primero de todo, me he dirigido a saludar al Arbol en persona. Y, hoy, le he visto más grande, más símbolo, mucho más crecido. Muy respetable. Ayer, recién llegado y cansado, con los ojillos chicos, lo vi flacucho, jajaja. Ya tiene 26 años, pues el viejo, murió hace tiempo, siguiendo el ritmo de la vida.
Había oído hablar del bombardeo del pueblo y tenía interés en conocer de primera mano, si era posible, en este peculiar viaje, los hechos.
En la Casa de Cultura, me dejaron información y, además, me pusieron en contacto directo con un superviviente de aquel fatal día, que dejó el pueblo arrasado: Luis Iriondo. Locuaz, a sus 90 años, con una energía y vitalidad envidiables, me ha contado, lo que vivió a la edad de 15 años. Resumiendo todo, Gernika, que no tenía interés estratégico, ni sistemas de defensa, quedó arrasada, excepto tres casas, en aproximadamente tres horas, dejando aproximadamente 1.000 muertos. Lo hicieron la aviación alemana y la italiana, el día 26 de abril de 1.937.
(queda pendiente, por falta material de tiempo en este momento, el relato de los hechos narrado por Luis).
En las entrevistas, conozco a gente maravillosa con las que, en cuestión de minutos, disfrutamos de empatía común y buenas vibraciones. Hoy no ha sido menos. Y quiero agradecerles, su tiempo, su cariño y apoyo y sus txacolís, jajaja, (ellos saben).
Después, como comí poco y mal, he cenado fantástico, gracias a Karina y, con las fuerzas recuperadas, he subido a la ermita de Lumo, para volver a dormir y mañana salir para Bilbo

Luis Iriondo, tiene escrito un libro de novela histórica, narrando los hechos:
El chico de Gernika. Editorial Ttarttalo.

María de la Cruz, ha publicado un reportaje sobre mis andanzas, muy de agradecer, por lo bien hecho que está:
http://www.viajediario.com/experiencias-de-viajes/juan-asi-somos-en-2012-viajar-en-bicicleta-
experiencias/


Añadir leyenda

Poder de adaptación de la naturaleza


Ermita de Lumo

Arbol de Gernika



Casa de Juntas

Casa de Juntas

D. Luis Iriondo, superviviente del bombardeo de Gernika, en el Museo de la Paz

D. Luis, en un búnker idéntico al que utilizó para protegerse.


Mi parcela, pero se me olvidó hacer la foto.

La parcela del 2º día, mucho más confortable



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